domingo, 22 de junio de 2008

La camarera del No-Name

Real como la vida misma. Sàgar se despierta a las siete. Vale. Lo entretengo un par de horas con juguetes varios (le he comprado un palo de lluvia, le encanta la percusión), mientras las ojeras siguen colonizando nuevos territorios de mi cara.

Luego, vamos a la calle. Allí seguirá la marcha. Paseos infinitos buscando la sombra. Se ríe a carcajadas cuando el viento mece las copas de los árboles. Mira las palomas y se pone risueño. Le hacen gracia los perros, las nubes, las pompas de jabón de otro niño, todo lo que brilla y se mueve.

- Así da gusto pasear contigo.

Para más inri, se duerme. Ohhhh. Saco un libro y me pongo plácidamente a leer un rato. Soy la tía más feliz del mundo.

Voy a tomar un café al Bar No-Name de Sant Adrià, una plácida terraza a la sombra, y me atiende esa camarera de unos sesenta años, coleta de pelo rubio platino, delgada de cuerpo magro, curtida, echá p'alante. Tiene algo de brujilla. Empatía con el dolor ajeno y observación clínica. Todo un ejemplar de feminidad. Currela y matriarca. Bastante atractiva para su edad.

Hoy no me ha sacado el tema y yo misma le pregunto.

- ¿Cómo van los nietos?

- Hoy el pequeño está con el padre.

- Ah, ¿pero su hija está separada?

- Sí, es que lo tuvo con 18 años.

- Bueno, ahora tenemos menos aguante. Casi todos mis colegas con hijos están separados de sus parejas. ..

Me mira fijamente y me suelta:

- Bueno, yo me separé con treinta y dos años. Estaba embarazada de dos meses.

- ¡Vaya! Con lo sensible que está una embarazada.

- Llevaba con mi marido desde los veinte años. Le quería mucho. Pero se fue con otra, y le perdoné, y luego con otra...

- No lo sabía. Lo siento. Es usted una luchadora. Y mire, ha sacado a todos sus hijos adelante toda sola.

- Sí, cuántas noches pasaba sin dormir, dándole la mano a mis niños. Y al día siguiente, a servir copas y fregar escaleras hasta que me mareaba. Y aun así, muchos meses no tenía dinero. Muchos decían que me juntara con otro para que me ayudara económicamente, pero salí escarmentada. Me pegaba unas palizas...

Me sorprende que me haya explicado antes lo de los cuernos que lo de las palizas.

- Y yo no me daba cuenta. Estaba enferma. Cuanto más me pegaba, más le quería... Una vez casi me mata... Estuve ingresada en el hospital dos semanas... Era una enfermedad, yo le quería mucho.

- Sí, hay tantas mujeres... les hacen daño y aún disculpan al que les zurra. Se llama Síndrome de Estocolmo. Pero usted al final decidió separarse... y fue valiente.

Se enciende un pitillo. Yo otro, para acompañarle.

- Le dejé porque no me podía pegar embarazada. No quería que hiciera daño a la cría. El amor de una madre supera el amor hacia una misma.

Luego me cobra el café, me da el cambio. Ya pica el sol y se pone a abrir las sombrillas de la terraza.

Me alejo del Bar No-Name con una sensación extraña. Qué vida más dura. Que se pudra Hollywood.

lunes, 16 de junio de 2008

Caleidoscopio-horizonte-ya


Insinúas que la lluvia es humilde, que las manos pueden conducir el champú hacia el pelo y el volante hasta tu casa.

Cada diez minutos, es verdad, el mundo podría cambiar de nombre.

El miedo, parece, no tiene pelos en la lengua. Imagina la fatalidad, esa espada de Damocles que sería tan divertida cortando el jamón en un plato de gourmet.

Uno se ahoga lo mismo en un vaso de agua que en el fondo del océano. Era Arión ese poeta al que rescataron los delfines de la oceanografía del tedio. ¿Pero quién rescatará a aquel borracho que se asfixia en su cubata? ¿Quién salvará a la viuda de hija, viuda de marido y de madre y de sí misma que se ahogaba en esa lágrima que no salía?

Muros en la piel, candados en la boca.

Callaban para no respirar irregularmente.

Me digo que el duelo significa combate con guante blanco. Qué liviano es saber que la muerte es y que, tal vez, como me contó la amiga Sybila, tiene un ank colgado del cuello y una rueda de repuesto para continuar el viaje.

lunes, 9 de junio de 2008

Caída libre


[Hearts, de Elainedark]
He quitado el freno de mano al corazón.


(Vámonos, rodemos por la pendiente,

hasta que el mar nos frene.)

domingo, 8 de junio de 2008

Madame H en el Forgotten Pub

Madame H mira debajo del mostrador, ahora que está a solas. Está más pálida que de costumbre.

- Mamá, ven a verme.- dice. - Cada vez pierdo a más personas que amo y no sé cómo soportarlo.

Como en la ficción todo es posible, y en el Forgotten Pub uno encuentra lo que ha perdido, la madre de Madame H aparece por la puerta.

- Te dije que era el principio del fin, cariño. No pudiste hacer nada más.

- Mamá, quiero saber dónde te has ido. Dónde estáis tú y Alice Vannoy. No puedo vivir sin vosotras.

- Estamos aquí, contigo, en el Forgotten Pub.

Madame H sigue escribiendo.

- Tendré que escribir mucho e imaginarme conversaciones con vosotras. Si no, lloraré todos los días, aunque tenga un bebé mágico y me broten ideas que me hacen feliz.

La madre de Madame H le coje amorosamente de la mano.

- Hace años os dije a los cuatro que quería, cuando muriese, que quemárais mi cuerpo y que tirárais mis cenizas al mar. Así lo habéis hecho. Fue un día precioso: fuisteis con esa pequeña barca mar adentro, y justo cuando estábais sobre un jardín marino, cayó la urna de arena. Ahora, mi espíritu es libre y puede viajar a todas partes. Hablo como el murmullo de las olas. Cada vez que me eches de menos, camina a la orilla del Mediterráneo: oirás mi voz y secaré tus lágrimas.

- Mamá, todavía no sé todo lo que te echo de menos.

- Lo sé. Yo también os echo de menos a los cuatro. Aunque os visito mientras dormís. Vosotros casi ni os acordáis, pero a mí me da mucha alegría.

- Aunque hubiera vida después de la muerte, seguiría sin soportar no poder volver a abrazarte.

- Has usado demasiados infinitivos, mi niña. - irrumpe Alice Vannoy.

Alice Vannoy está sentada en un taburete, al lado de la madre de Madame H.

- Pónnos una mediana. ¿Y a ti qué te pasa? No te preocupes por tu mamá. Yo le estoy enseñando a manejarse por aquí. Y, de hecho, puedes seguirla abrazando. No seas tonta.

- Vale. Pero me tendréis que visitar de vez en cuando. No me importará volverme loca.

Alice Vannoy y la madre de Madame H sonríen de oreja a oreja y desaparecen en medio de una neblina.

Madame H deja de escribir ante el ordenador de su garaje lleno de polvo y cachivaches.



sábado, 7 de junio de 2008

1, 2, 3...¡Acción!

[Alice Vannoy era la redención de los perdidos, la diosa de los desheredados de sí mismos. Para Alice Vannoy, los verdugos de la imaginación eran el cáncer de las células.]


Cuántos esclavos hay bajo esta luna y este sol.
Cuántos esclavos que parecen libres.

1. La joven que acaba de parir
y quiere bailar mientras da el pecho.
2. La maruja que sueña con diamantes
mientras tiende la ropa.
3. El empleado de oficina que mira por la ventana
mientras administra las cuentas rutinarias.

Todos ellos se arrepentirían de lo que sienten mientras hacen.
(Se arrepentirían de NO hacer lo que NO hacen).

1. La joven cantaría a su bebé y bailarían juntos
al compás de la vieja canción del mundo.
2. La maruja vería los diamantes
en la luz del sol que seca su ropa.

Y

3. El empleado de oficina soñaría con Pitágoras, Euclides, John Stuart Mill [...]
mientras hace cuadrar aquellos números.............................kafkianos

[EL CONFORMISMO ES LAMENTARSE Y NO VER MÁS ALLÁ DE LAS narices ]

Alice Vannoy era empleada de oficina
y la mujer más bella de la tierra.

Alice Vannoy se mojaba en los días de lluvia
(nunca estrenaba paraguas
si no era para volar
en la imaginación -esa hada madrina náufraga-]

987654321..
.......................................................................................................................................................


¡corten!

viernes, 6 de junio de 2008

Groove

Llovía a cántaros, pero Lilith, Madame H y su bebé de ojos oceánicos se encaminaron remando bajo el aguacero hacia allí.
"Vamos a oler poesía", se dijeron, como perras hambrientas de carne azul.
Llegaron, el bebo plácidamente dormido, y entonces les recibió un agradable barman, que decía haber visto a Madame H despotricando versos trascendentales en El coleccionista. Este barman daba de comer a los poetas (tenía el corral del Ave Fénix). Prometía un trago a cambio de unos versos. Qué agradable predisposición.
Groove es un local amplio. Tiene tres salas, decoradas con pósters de pelis antiguas. Al fondo de todo había un micro abierto, dos taburetes rojos, cariño en los ojos de las sillas. En la sala del medio, un lugar ideal para aparcar carritos con ángeles regordetes dormidos.
Sólo leyeron seis. Un hombre que decía no ser poeta leyó el menú y reflexionó sobre una mancha de la pared del local. Dani tintero-tetera-tú cantó en brasileiro. Una maraca sonaba. El bebo despertó de su letargo cuando escuchó la voz de su mami diciendo:
(...) después de todo
aspirar hondo
seleccionar una sola estrella
pensar un deseo
buscar tréboles
sostenerse sobre el fuego de una cerilla
creerse portavoz de algo no revelado todavía (...)
Dani, el payaso, tomó al gordito en brazos. Le dio un globo rojo alargado. Ovación general por el bebé hipnótico. Lilith entró en trance. No traía poema alguno, y le vinieron a la memoria unos versos de juventud: desiertos que caben en el bolsillo de la chaqueta. Óscar hizo homenaje a sus penates. Esteban prestó su voz de rapsoda a las rarezas, las pantuflas, el tierno sarcasmo de Albert Compte.
Al final todo el mundo era feliz. La gente se miraba a los ojos sonriendo. Bailaron y cantaron.
Lilith, Sàgar y Madame H regresaron a la lluvia. Paraguas sobre carricoche. Trenzas de agua en la cara. Agua, fecunda agua, a pesar de los desiertos de bolsillo.

jueves, 5 de junio de 2008

Loft craneal



[Leonora Carrington]

He llegado.



Traigo un día vivido en los zapatos,
unas horas de autobús en la frente,
desayuno, comida, merienda en el aliento,

cielo en la boca, lluvia en los ojos,
tinieblas en el pelo
palabras agrietadas en las manos.


Tengo carmín,y abrigo,
y esperanza.




He llegado

(si llegar es posible,
si es posible tocar
con el filo del zapato).